Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

martes, 2 de julio de 2013

Dos encuentros. El hereje, Miguel Delibes


Paul Thumann: Lutero quema la bula papal

Dos encuentros en el libro II, preámbulo de la última parte de la novela cambian  la vida de Cipriano Salcedo  produciendo al tiempo un giro significativo en la narración.

Tras la experiencia idílica  de amor puro con Minervina, descubre a Teodomira, la hembra. Con ella, la relación carnal adquiere un ritmo ascendente y desconocido:

“Hacer gozar a una mujer tan grande halagaba la vanidad del pequeño Cipriano”.

No obstante la apoteosis desemboca en ruptura cuando la incapacidad para darle descendencia provoca en ella la histeria, voceando y gritando con o sin causa por cualquier cosa. En un paseo por el campo (no puede faltar la naturaleza con Delibes), la desproporcionada disparidad de dos sapos copulando  paraliza a Cipriano acelerando su desinterés por la hembra.

No olvidemos la condición místico-sentimental, que siempre le acompañó y que conduce a un segundo encuentro magistralmente utilizado para cambiar la historia:

Don Pedro Cazalla y la doctrina de Erasmo.

Verdadero núcleo  en  el desarrollo  de la novela que le transforman de comerciante exitoso a discípulo de la doctrina luterana.

Su esposa enloquece e ingresa en un establecimiento para enfermos mentales donde muere. La mirada de Teodomira en el momento de su muerte, provoca un sentimiento de culpabilidad en Cipriano Salcedo por abandonarla y no  darle descendencia, lo que conduce a otra decisión crucial:

Reparte sus bienes y promete castidad.

Los personajes del entorno de los Cazalla son reales, el autor reproduce sus nombres y características, a través de ellos introduce a Cipriano en el proceso hacia la perfección. Ni el éxito social ni el matrimonio han sido suficientes y se encamina  hacia ideales de carácter espiritual.


El camino está marcado.

5 comentarios:

pancho dijo...

Llega un momento en que parece que su reino ya no es de este mundo, su éxito de empresario no alivia su pena. El doble fracaso en su relación con las mujeres y las reuniones del conventículo influyen para que su horizonte se oriente hacia la reforma protestante.
Un abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Delibes sabe que la vida es eso: encontrarse o no con la gente adecuada y actuar en consecuencia...

matrioska_verde dijo...

te deseo un feliz verano, Paco, en compañía de tus seres queridos.

biquiños,

Gelu dijo...

Buenos días, Paco Cuesta:

Delibes remarca la importancia del sentirse arropado por las personas que rodean al individuo y el ambiente en el que desarrollará su vida.
Vemos, en Cipriano Salcedo, el temor constante, desde la cuna, a la figura de ese padre terrible.
Y como le nacen los escrúpulos de conciencia y el deseo de justicia en una sociedad tan problemática. El éxito de todos sus proyectos, pero su desacierto en la elección de pareja.

Saludos.

Myriam dijo...

Bueno, Teo sólo lo quería a él como macho reproductor, comprensible que colapsara el matrimonio... Su vida estaba uni-direccionada: primero a esquilar ovejas; luego a copular para engendrar. Personas que son tan rígidas, que carecen de un campo visual más amplio (o mejor dicho, de miras) y un nivel tan bajo de instrucción o nulo, no es raro que se quiebren psicóticamente ante una frustración tan grande, algo de hecho, más profundo que un mero ataque de "histeria".

El paseo por el campo con la historia de los sapos -desde el pto de vista psicológico- lo que hace es poner negro sobre blanco (ejemplicando) la realidad marital de Cipriano. Los sapos ejercen un rol de agentes de "iluminación" en Cipriano.

Todo el tratamiento de la relación de parejas y este descubrimiento de Cipriano de su realidad marital y del papel que él jugaba en ella está tratado por Delibes de forma,a mi juicio, magistral.

Perdona el largo del comentario, espero que no te resulte un tostón.

Besos