Reflexión

Cuando triunfó el nuevo material de escritura [el pergamino], los libros se transformaron en cuerpos habitados por palabras, pensamientos tatuados en la piel. (El infinito en un junco. Irene Vallejo).

jueves, 17 de octubre de 2013

Cineclub, Bergman e Intemperie

Tiempos modernos: Charles Chaplin

El cine, en su infancia y adolescencia, vivió como espectáculo, alcanzada la mayoría de edad coqueteó con la literatura significándose ya como arte séptimo. De alguna manera, literatura y cine tienen el objetivo común de contar historias sirviéndose de la palabra y la imagen.

Intemperie es palabra. Rica en términos, precisa, descriptiva, agobiante a veces, dramática y desesperanzada. Con su lectura hemos revivido el cine de Bergman, encontramos un paralelismo no en el argumento, si en las sensaciones, en simbolismos como: la imagen de una humanidad desesperada y triste en El manantial de la doncella, el ser humano frente a la vida y el “Silencio de Dios” en El séptimo sello, la reflexión sobre la experiencia y la filosofía de la vejez en Fresas salvajes.

La narración escrita de Carrasco se asemeja a la visual de Bergman: lenta y desesperada en ambos casos, busca con premeditación dar tiempo al lector/espectador para la reflexión. En ambos, la limpieza del lenguaje aleja de la monotonía. En ambos, en fin, la vuelta atrás (flashbacks) ayuda a situarse en el conjunto de la obra.

Y…., ya está.

7 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Excelente aportación, Paco, que pone sobre la mesa el influjo del cine de Bergman en este tipo de narración. Y tienes razón. Y da que pensar.
Incorporo esta entrada a mi resumen de ayer.
Un abrazo.

matrioska_verde dijo...

desde luego que ocurrencia comparar dos cosas aparentemente tan distanciadas en el tiempo y en la forma

biquiños,

pancho dijo...

La novela pertenece al apartado de los escritos intensos que requieren lentitud y relectura para sacarle los significados a la simbología que guarda entre sus páginas. Como las películas de Bergman, efectivamente.
Un abrazo.

Abejita de la Vega dijo...

Es una novela que nos hace pensar en películas. Una del oeste o... una de Bergman.

Interesante aportación, Paco.
Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Según he ido leyendo la novela, cada vez más iba pensando en el cine, pues yo también he percibido que es muy cinematográfica. Muy buen, muy buena tu visión y sobre todo el compararla con esa lentitud que tiene Bergman.

Un abrazo

Luz

MIMOSA dijo...

Siempre sorprendes, Paco.

Muy acertada esta comparativa que haces entre el cine de Bergman y nuestra lectura. En su película "en el umbral de la vida", la trama también se desarrollaba sobre un único escenario y muy pocos personajes(como pasa en Intemperie).¡Pero claro! Uno no se da cuenta de estas similitudes hasta que alguien nos lo dice...Das que pensar... y eso siempre es bueno.

Besos, Paco.

Myriam dijo...

Sorprendente, Paco. No se me hubiera ocurrida, pero si que, pensándolo, hay un paralelismo en cierta medida,Quizás porque I. Bergman sufriera en sus carnes la dura educación que recibiera de su padre Pastor (protestante, no de ovejas), algo que lo marcó profundamente y que se manifiesta en su obra.

Te felicito, Paco. Besos