“El
desenlace de Don Juan Tenorio confrontado con la doctrina católica no resiste
al más ligero examen; es algo absurdo, monstruoso y hasta cómico, pero la
cuestión es que no hay que confrontarlo. Si el comendador, don Diego y don Luis
son las fuerzas inexorables que
abandonan a don Juan, causan su perdición y la reclaman, doña Inés vela por su
salvación. Con un gran acierto une Zorrilla la sombra de doña Inés a la del
comendador, porque son ellos dos los que se debaten para llevar a don Juan a su
lado: a la salvación o la condena”.
Casalduero Joaquín
La
opinión de una autoridad en la materia como Casalduero viene confirmar que las
ideas teológicas manejadas por Zorrilla, no han de ponerse en cuestión por
cuanto que lo verdaderamente destacable es la eficacia teatral de la obra. La
salvación de don Juan en sentido estricto no tiene mayor importancia, pero
adquiere considerable dimensión como hecho teatral. No es el mundo sentimental
ni ideológico lo que cuenta a la hora de explicar el secreto de la pervivencia
de Don Juan Tenorio, sino, su condición teatral. Mientras exista un
escenario, un tablado, un actor y un público que guste del hecho teatral, el Don Juan
de Zorrilla pervivirá no por lo que supone de romántico ni de tipo español,
sino por lo que tiene de personaje puramente teatral.